¿Os he hablado de mi otro abuelo?
Cuando cumplió los veinte años, dejó el rebaño de cabras y se tiró al río. Como no sabía nadar casi muere ahogado. Lo rescató un barquito, muchísimos kilómetros más abajo, casi llegando al puerto. Allí se quedó, aprendió las artes de la pesca y se metió a marinero. Un tiempo después se embarcó en un navío rumbo a Nueva Zelanda. Allí vivió cinco años. Aprendió el idioma y trabajó en una mina de diamantes. Después, con un socio judío abrió una joyería y le fue muy bien. Pero el clima de allí no le convencía, así que vendió su parte y se traslado a Bangladesh, donde se dedicó a la carpintería. Realmente no era muy bueno con la madera por lo que pasó bastante hambre. Fue en esta época cuando empezó a tener ciertos poderes telepáticos. Entonces se enamoró de una trapecista china que conoció en un circo y empezó a seguirla por todo el mundo. Hasta que unos años después, en Argentina, conoció a mi abuela, se casó y tuvo dos hijos. Al final de su vida, antes de morir, realizaba pequeños milagros, como arreglar electrodomésticos averiados con sólo mirarlos o invocar la lluvia moviendo las orejas.
-¿Pero, que dices? - dice mi abuela - Si tu abuelo nunca salió de Lugo.
¡Que sabrá ella! Mi abuelo es mío, joder.
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Cuando cumplió los veinte años, dejó el rebaño de cabras y se tiró al río. Como no sabía nadar casi muere ahogado. Lo rescató un barquito, muchísimos kilómetros más abajo, casi llegando al puerto. Allí se quedó, aprendió las artes de la pesca y se metió a marinero. Un tiempo después se embarcó en un navío rumbo a Nueva Zelanda. Allí vivió cinco años. Aprendió el idioma y trabajó en una mina de diamantes. Después, con un socio judío abrió una joyería y le fue muy bien. Pero el clima de allí no le convencía, así que vendió su parte y se traslado a Bangladesh, donde se dedicó a la carpintería. Realmente no era muy bueno con la madera por lo que pasó bastante hambre. Fue en esta época cuando empezó a tener ciertos poderes telepáticos. Entonces se enamoró de una trapecista china que conoció en un circo y empezó a seguirla por todo el mundo. Hasta que unos años después, en Argentina, conoció a mi abuela, se casó y tuvo dos hijos. Al final de su vida, antes de morir, realizaba pequeños milagros, como arreglar electrodomésticos averiados con sólo mirarlos o invocar la lluvia moviendo las orejas.
-¿Pero, que dices? - dice mi abuela - Si tu abuelo nunca salió de Lugo.
¡Que sabrá ella! Mi abuelo es mío, joder.
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20 comentarios
la sombrilla insolada -
Sá -
Nepomuk -
Desde luegooooo...
Nuala -
Una catarata que se puede detener es un grifo, Carlos. Hala, cervecita para todos, que invita Nadie. Yo pongo las bravas.
Nuala -
Y sí, probablemente es un delito. Pero las leyes están para romperlas, ya sabes.
De todos modos te recomiendo los viajes tradicionales (for real), esos en los que vas de un sitio a otro, te pierden una maleta, sacas 3500 fotos antes de que te roben la cámara, te traes de recuerdo un chisme de plástico que dice "Estuve en dondesea y me acordé de ti" y una diarrea por no beber agua embotellada. Aunque no te lo creas lo divertido son esos pequeños desastres que luego recuerdas con una sonrisa.
Johan Schnabel -
Ella y su orgía -
monica -
carlos -
a mi me hubiese costado dios y su ayuda, detenerme en Argentina... habría seguido hasta Isla de Pascua. Que está cerca y sus habitantes tienen "cabeza".
háblanos de tu abuela, andaaaa!
kaperuzita -
En breve me reinsertaré en la sociedad. Mientras tanto disfruto de la pastilla azul, que se había ud colao
la sombrilla insolada -
(V) i r e t a -
guisante -
viajar con peyote a cuestas debe ser delito...
ai nadie nadie... esta historia me suena tan verídica...
un chin chin por tu abuelo!
maray -
Con todo de historias que nos cuentam los abuelos, aqui tenemos un nietito a contar historias del abuelo...
nadie -
Tu eras el último habitante de un planeta pequeñito, convivías con una rosa y un día te hartaste y te fuiste volando, en tu viaje conociste a un borracho, a un empleado municipal y a un rey. Ffinalmente llegaste a la tierra y te liaste con una zorra... o un zorro, como tu quieras. ¿No está mal, verdad?
El principito -
algo sencillito...
Nuala -
nadie -
En fín... Con el cuerpo o con el coco, lo divertido es mover el culo.
Nuala -
Las mejores biografías siempre son las soñadas, como la de tu abuelo. Gallego tenía que ser. Uno de mis profes de la Facultad una vez nos dijo que viajar es eso que haces cuando fumas peyote. Esos son los mejores viajes, y los más baratos. Como dirían los de Mocosoft: ¿a dónde quieres ir hoy?
Yo en vez de teletransportarme sigo viajando a la manera tradicional, arrastrando maletas de aquí para allá. Todo sea por seguir comprando en los duty-free. ¡Loor y gloria a Aldeasa!
Domenico -
Es verdad lo que cuentas, a pesar de tu abuela. Yo conocí a tu abuelo hace muchos años, él me arregló un viejo reloj de cucú. La putada es que las agujas se mueven en sentido contrario.