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. . . . . . Todos los veranos desde que yo tengo memoria hasta los 11 o 12 años los pasábamos en la playa con mi hermano Miguel y mis padres. Ibamos a los mismos apartamentos todos los años. Desde que terminaban las clases hasta que volvían a empezar. Veranos largos y aburridos donde hacíamos cualquier cosa para entretenernos.
Uno de los juegos que recuerdo se llamaba "siervo, señor y verdugo". Se juegaba entre tres personas y sólo se necesitaban un par de chanclas por jugador. Ideal para jugar en la playa.
¿Como se jugaba? Muy fácil, cada uno tiraba sus chanclas con fuerza hacia el cielo, si cuando caían quedaban boca abajo eras el siervo, si quedaban boca arriba eras el señor y si quedaban una para cada lado eras el verdugo. Si había algún empate se volvía a tirar.
Entonces el señor decidía un castigo que el verdugo debía aplicar al siervo. Normalmente eran golpes con las mismas chanclas en las palmas, la cabeza, el culo, la barriga o los huevos. El siervo debía aceptar el castigo sin protestar y era obligación del verdugo aplicarlo sin saña pero con rigor. Estaba absolutamente prohibido abandonar el juego, salvo que fuera por común acuerdo de todos los participantes o porque nos viniera a buscar algún padre. Y por supuesto, también estaba prohibido contarle nada a nadie.
Yo como señor creo que fuí duro e imaginativo pero nunca vengativo, como verdugo rápido e imparcial y como siervo... nunca lloré.

17 comentarios

nadie -

No lo puedo decir. Porque si se supiera va a cundir el pánico y todo el mundo se va a poner a follar con todo el mundo y ni dios va a querer levantarse a las 7 de la mañana para ir al tajo.

abducida -

yo no lo sé. ¿que va a pasar?

nadie -

Ese juego no es el mismo, querida Eride, porque para que el juego tuviera gracia el siervo tenía que tener la esperanza de ser en algún momento señor o por lo menos verdugo (eso lo mantenía en pié) y el señor tenía que tener la duda de que pasaría cuando fuera siervo. Digamos que eso le daba al juego un suspense perpetuo y un extraño equilibrio lleno de pequeñas tensiones.
Con Bush y compañía no hay suspense, todos sabemos lo que va a pasar.

Eride -

Se sigue jugando pero creo que ahora lo llaman Bush, Blair y Europa.
Hay que estar con los tiempos, chaval...

Daniel -

Muy buen post,y en general,tienes un gran blogi.

Ya te he añadido a los enlaces de mi blogi.
Felcitaciones
;)
http://dmx.blogsome.com

Domenico -

Grazie!!

nadie -

Bellissima stampa.
Me lo voy a pensar.

Domenico -

Jugarían con los mios propios.

nadie -

¿Y con mis hijos propios que hariamos?

Domenico -

En principio yo no dije que tuviera psicologo. Si así fuera, se lo presentaría y que ellos viesen qué sería lo mas adecuado. De lo que si estoy seguro es que me gustaría conocerte a ti, a lo mejor casarnos y, quien sabe en un futuro, adoptar niñitos con los ojos del mismo color que los tuyos.

nadie -

Caro amico Domenico. ¿Tu crees que tu psicologo y mi psiquiatra podrían llevarse bien hasta el punto de casarse y adoptar niños? Y en ese caso ¿Crees que crecerían en un entorno adecuado?

elprincipito -

Es como el piedra papel y tijera, pero más interactivo ¿no?

Domenico -

Que pena. Recomiendale un psicologo a tu psiquiatra para que lo supere.

nadie -

No puedo, mi psiquiatra es muy celoso.

Domenico -

Te recomiendo un psicologo, más que psiquiatra.

nadie -

Puedes llamarlo conocimiento gratuito. O violencia científica. En todo caso eramos niños y lo hacíamos por puro aburrimiento. Sin ninguna intención.
Aunque mi psiquiatra no opine lo mismo.

monica -

Ahora ya sí que estoy perdida: ¿llamo a esto conocimiento científico o violencia gratuíta?