Hace unos años transitaba yo tranquilamente por una calle X cuando un agente de la ley me dijo muy educadamente que lo tenía que acompañar. No me pidió la documentación, ni me puso contra la pared, ni nada.
- Serán sólo unos minutos. Haga el favor de acompañarme.
Pues allá fuimos. De camino a la Comisaría mi mente recorría todo mi pasado en busca de posibles delitos cometidos y, sobretodo, de pistas que pudiera haber dejado.
No voy a cometer aquí la torpeza de enumerar la lista de mis pecadillos, pero francamente no encontraba ningún motivo lo suficientemente grave para estar en busca y captura. Tal vez algún pequeño daño a la propiedad privada, o algún insignificante delito informático no sé ¿la posesión de pornografía es delito? ¿y la zoofilia? No No puede ser.
Yo-no-fui-nadie-me-ha-visto-no-puedes-probarlo iba repitiendo para mi mismo en el coche patrulla, como un mantra, hasta que llegamos a la comisaría del distrito. Allí, muy amablemente, pero sin mediar palabra, me hicieron pasar a un despacho con otros dos tíos. Luego llegaron otros dos y un rato después otro más, éste escoltado por dos guardias. Finalmente nos hicieron pasar a todos a otra sala, ponernos en fila y mirar hacia un cristal. Entonces los guardias que acompañaban al último sospechoso abandonaron el lugar.
Por fin entendí. Joder joder joder joder joder joder ¡Jooooooooooooooo deeeeeeeeerrr! Estaba en una puta rueda de identificación, como en las películas. En el espejo yo miraba nuestros caretos y pensaba ¡Hostias! ¡Que cara de sospechoso tengo! ¡Tenía que haberme afeitado esta mañana! Tengo cara de ladrón, es más, tengo cara de ladrón y de pervertido de ladrón-violador-pervertido y terrorista todo junto. ¡Mierda! ¡¡Necesito una coartada!!
- Que avance el número 3.
¿Eh? De tan fuerte como me latía el corazón casi no pude escuchar el número, pero el que estaba a mi lado dio un paso al frente.
- Muy bien. Retroceda número 3 Ahora el número 6, Adelante.
Menos mal, ése tampoco soy yo. Pasó un rato, silencio absoluto, finalmente sonó un timbre, se abrieron las puertas, entraron los guardias y ya está.
Me preguntaron si necesitaba un comprobante para el trabajo, o algo, y dije que si, por supuesto. Aunque en aquella época yo esta en el paro.
REALIDAD: 92%
ABSTRACCIÓN: 8%
SIMBOLISMO: 0%
...
- Serán sólo unos minutos. Haga el favor de acompañarme.
Pues allá fuimos. De camino a la Comisaría mi mente recorría todo mi pasado en busca de posibles delitos cometidos y, sobretodo, de pistas que pudiera haber dejado.
No voy a cometer aquí la torpeza de enumerar la lista de mis pecadillos, pero francamente no encontraba ningún motivo lo suficientemente grave para estar en busca y captura. Tal vez algún pequeño daño a la propiedad privada, o algún insignificante delito informático no sé ¿la posesión de pornografía es delito? ¿y la zoofilia? No No puede ser.
Yo-no-fui-nadie-me-ha-visto-no-puedes-probarlo iba repitiendo para mi mismo en el coche patrulla, como un mantra, hasta que llegamos a la comisaría del distrito. Allí, muy amablemente, pero sin mediar palabra, me hicieron pasar a un despacho con otros dos tíos. Luego llegaron otros dos y un rato después otro más, éste escoltado por dos guardias. Finalmente nos hicieron pasar a todos a otra sala, ponernos en fila y mirar hacia un cristal. Entonces los guardias que acompañaban al último sospechoso abandonaron el lugar.
Por fin entendí. Joder joder joder joder joder joder ¡Jooooooooooooooo deeeeeeeeerrr! Estaba en una puta rueda de identificación, como en las películas. En el espejo yo miraba nuestros caretos y pensaba ¡Hostias! ¡Que cara de sospechoso tengo! ¡Tenía que haberme afeitado esta mañana! Tengo cara de ladrón, es más, tengo cara de ladrón y de pervertido de ladrón-violador-pervertido y terrorista todo junto. ¡Mierda! ¡¡Necesito una coartada!!
- Que avance el número 3.
¿Eh? De tan fuerte como me latía el corazón casi no pude escuchar el número, pero el que estaba a mi lado dio un paso al frente.
- Muy bien. Retroceda número 3 Ahora el número 6, Adelante.
Menos mal, ése tampoco soy yo. Pasó un rato, silencio absoluto, finalmente sonó un timbre, se abrieron las puertas, entraron los guardias y ya está.
Me preguntaron si necesitaba un comprobante para el trabajo, o algo, y dije que si, por supuesto. Aunque en aquella época yo esta en el paro.
REALIDAD: 92%
ABSTRACCIÓN: 8%
SIMBOLISMO: 0%
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16 comentarios
venganza morena -
qué cOño haBría PasaDo para qUe tE escOgieRan pOr La cAlle entRe miLlonEs dE serEs humanos, A que viOladOr te pAreceràs, a qUe asesino, a que MafiOsO, a que cAnibal, a que mAltrAtador, a quE desTripaDor dE putAs, a qUe PederAsta, a qUe laDrón de gAsoliNeras... ayyyy, diOs miO piEnsalo, hAy uN hijO dE pUtA EnfeRmo en el MunDo qUe Se pAreCe a NADIE. yo Si fuera tú No viViria traNquilO.
Nepomuk -
(Nepomuk melaestoybuscando)
gregoriok -
nego -
-yo le pondría un 100% de realidad- se lo vale
carlos -
no hagas caso de mis comentarios sobre posts,... ¿pero a que te has puesto a sudar con este?
;)
*
carlos -
jajajaaja
*
maray -
Nuala -
monica -
Patton -
nadie -
Nuala -
Aunque no hayamos hecho nada malo, en cuanto nos ponen bajo el punto de mira (o creemos que lo hacen) empezamos a comportarnos como si fuéramos culpables de algo (total, algo habremos hecho alguna vez). Yo cuando empieza a seguirme un guarda de seguridad me comporto como Bin Laden. Lo cojonudo del asunto es que al final sólo me sigue para mirarme el culo. :D
Y suspiras con alivio al salir por la puerta y ver que no se dispara la alarma. Miedos irracionales.
Sístole y diástole. Eso me trae ecos de Lagartija Nick. Y de más cosas. :)
nadie -
Ella y su orgía -
wilbur mercer -
nadie -
Que esto lleva un ritmo, oiga.
A veces mucho y a veces poco. Sístole y diástole. Soy como el corazón del la blogoesfera. O el hígado, yo que se.